Los
90 fue una época en la que se pusieron muy de moda las novias veladas. Quizá
hoy ya hemos dado la vuelta a ese ciclo y sea esa la razón por la que vemos
cada vez más chicas que deciden volverse a velar. Sea por la razón que
sea, es indiscutible que crea una bonita
sensación y un estilo muy pero que muy favorecedor.
En
todo caso, llevar velo o no, es cuestión de gusto, de personalidad, de estilo y
quizá hasta de comodidad. Para que nos vamos a engañar… Instagram, Facebook y
Pinterest logra crear en todas nosotras miles y miles de dudas ante esta
decisión, pero la realidad de todo es que tú no debes perder tu propio yo.
Todas
esas niñas que ves en los reportajes, en los post y en los blogs, están
radiantes, igual que lo estarás tú el día que te decantes. Sería incoherente no
sentirte tú misma el día más feliz de tu vida.
Detrás
de cada una de ellas, hay mil historias qué contar, por eso nosotras apoyamos
la personalidad. Hay novias que lucen el velo que generación tras generación
han ido poniéndose las mujeres de su familia. Para otras, lo más significativo
y característico, es cruzar ese pasillo, con una mantilla bordada a mano.
Incluso las hay que no necesitan nada, porque consideran que su vestido con un
tocado, refleja su bonito estado.
Desde
Del Verbo Invitar te animamos a que elijas tranquila, que te sinceres y pienses lo que realmente te identificará delante de todas esas personas. Que miren las veces que te miren, las millones de veces que te digan lo bonita que estás, las veces que te abracen y te susurren al oído su felicidad, todas y cada una de ellas sepan que fuiste fiel a tu propia y única personalidad.
Después de verlas a ellas, ¿sabes ya con lo que sorprenderás?
Enamórate de lo elijas y seguro, seguro, que no fallarás.
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